Á Bao A Qu

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El Á Bao A Qu habita en lo alto de la Torre de la Victoria, ubicada en Chitor, la India. La escalera en forma de cáracol que lleva a la terraza superior de la torre tiene una leyenda, de la cuál Jorge Luis Borges escribe lo siguiente:

En la escalera de la Torre de la Victoria, habita desde el principio del tiempo el Á Bao A Qu, sensible a los valores de las almas humanas. Vive en estado letárgico, en el primer escalón, y sólo goza de vida consciente cuando alguien sube la escalera. La vibración de la persona que se acerca le infunde vida, y una luz interior se insinúa en él. Al mismo tiempo, su cuerpo y su piel casi translúcida empiezan a moverse. Cuando alguien asciende la escalera, el A Bao A Qu se coloca casi en los talones del visitante y sube prendiéndose del borde de los escalones curvos y gastados por los pies de generaciones de peregrinos. En cada escalón se intensifica su color, su forma se perfecciona y la luz que irradia es cada vez más brillante. Testimonio de su sensibilidad es el hecho de que sólo logra su forma perfecta en el último escalón, cuando el que sube es un ser evolucionado espiritualmente. De no ser así, el Á Bao A Qu queda como paralizado antes de llegar, su cuerpo incompleto, su color indefinido y la luz vacilante.

El Á Bao A Qu sufre cuando no puede formarse totalmente y su queja es un rumor apenas perceptible, semejante al roce de la seda. Pero cuando el hombre o la mujer que lo reviven están llenos de pureza, el Á Bao A Qu puede llegar al último escalón, ya completamente formado e irradiando una viva luz azul. Su vuelta a la vida es muy breve, pues al bajar el peregrino, el Á Bao A Qu rueda y cae hasta el escalón inicial, donde ya apagado y semejante a una lámina de contornos vagos, espera al próximo visitante. Sólo es posible verlo bien cuando llega a la mitad de la escalera, donde las prolongaciones de su cuerpo, que a manera de bracitos lo ayudan a subir, se definen con claridad.

Aquí lo vemos a media escalera, apenas visible. Su cara apenas mutando hacia su forma definitiva. Tengo la idea de que conforme continúe subiendo, de su cuerpo comenzarán a brotar todo tipo de formas geométricas, ashurados y protuberancias complejas de tipo cristalino, de ahí el porqué de la gema justo en medio del rostro.

Del Á Bao A Qu se dice también que carece de ojos, pero puede ver con todo el cuerpo, y su piel al tacto da la impresión de estar tocando un durazno.

Gaasyendietha

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De acuerdo con la mitología de los Seneca, el Gaasyendietha es un dragón que habitaba los lagos y ríos de Canadá. Se dice que tenía la habilidad de escupir fuego, y que cuando volaba dejaba una estela del mismo elemento a su paso, razón por la cuál también se le dio el nombre de «dragón meteoro».

Poseedor de un gran tamaño, el Gaasyendietha debía permanecer la mayor parte de su tiempo sumergido en agua ya que su fuego era tan poderoso que se creía que podía prenderle fuego al mundo entero, de no mantenérsele bajo control.

Waldgeist

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El Waldgeist es un espíritu guardían del bosque, en el folklore alemán. Se dice que protege a aquellos de espíritu puro que deambulan dentro del bosque. Según wikipedia, la frase «toco madera» viene de la costumbre de cazadores y leñadores que solían golpear un árbol al entrar al bosque para despertar al Waldgeist y, de esa forma, asegurar que no les ocurriese ningún daño.

Se le describe cómo un espíritu juguetón, propenso a hacerle travesuras a las personas que se cruzaran en su camino. A pesar de que el artículo describe que la representación más común de estas criaturas son ancianos con cuerpos tallados en madera y con hojas en lugar de barba o cabello, yo decidí irme por otra dirección, tomando en cuenta la descripción acerca de su carácter juguetón (también tomé la decisión consciente de distanciarme lo más posible de la imagen de Ent, que me vino a la cabeza desde que empecé a leer acerca de la criatura). En este caso, decidí jugar con las proporciones para conseguir una silueta mucho más abstracta y jovial, que diera la impresión, precisamente, de alguien juguetón y un tanto maldoso.

¿Un chaneque a la alemana?

Lamashtu

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En la mitología de Mesopotamia, el Lamashtu es el más terrible de los demonios femeninos. Hija del dios del cielo, Anu, Lamashtu se dedicaba a matar niños, consumir carne y sangre humana, arruinar plantas, contaminar ríos y arroyos, provocar abortos, y traer enfermedades. Usualmente se le representaba como una mujer con cabeza de ave, montada arriba de un burro y sosteniendo una serpiente de dos cabezas en cada mano.

También se menciona que amamanta cerdos y perros, pero ya era mucha mamada y se me hacía tarde para postear. Que tengan buen fin de semana, señores.

Jaculus

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El Jaculus es una serpiente o dragón mítico de tamaño reducido, que suele acechar a sus víctimas desde las copas de los árboles para después lanzarse hacia ellos, golpeándolos en la cabeza. Se dice que lo letal de su ataque recae en la potencia del impacto, dado que el Jaculus no utiliza veneno para atacar. Debido a esto, también se le conoce como la serpiente jabalina.

Y ahora, unos cuantos comentarios acerca del diseño.

Traté de darle un poco más de peso en la cabeza, dado que se supone que toda la efectividad de su ataque recae en el golpe que esta proporciona. Esa es la misma razón por la cuál su quijada sobresale tanto. Su forma afilada, obviamente, aseguraría una mayor penetración en el cráneo de sus presas. Según las descripciones que leí, no siempre se le representa con patas, pero decidí agregarlas ya que supuse que le podrían servir para impulsarse desde las ramas hacia su presa.

Y pues, eso.

Than-Qui, la madre de las tortugas.

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Than-Qui, la tortuga genio, es listada en el Manual de Zoología Fantástica como La Madre de las tortugas, y Borges dice lo siguiente al respecto:

Veintidós siglos antes de la era cristiana, el justo emperador Yü el Grande recorrió y midió con sus pasos las Nueve Montañas, los Nueve Ríos y los Nueve Pantanos y dividió la tierra en Nueve Regiones, aptas para la virtud y la agricultura. Sujetó así las Aguas que amenazaban inundar el Cielo y la Tierra; los historiadores refieren que la división que impuso al mundo de los hombres le fue revelada por una tortuga sobrenatural o angelical que salió de un arroyo. Hay quien afirma que este reptil, madre de todas las tortugas, estaba hecho de agua y de fuego; otros le atribuyen una sustancia harto menos común: la luz de las estrellas que forman la constelación del Sagitario. En el lomo se leía un tratado cósmico titulado el Hong Pan (Regla General), un diagrama de las Nueve Subdivisiones de ese tratado, hecho de puntos blancos y negros.

Creo que es más que evidente el hecho de que me tomé varias libertades, al momento de interpretar esta ilustración. Cualquiera que haya visto Stargate o leído demasiadas revistas de OVNIs durante la secundaria (¡Presente!) estará familizarizado con la idea de seres extraterrestres contactando a los antepasados de la humanidad, revelándoles conocimientos avanzados e inspirándolos a realizar distintas obras. Bueno, pues esta es una especie de tributo a todas aquellas teorías descabelladas (tampoco quería repetir otra tortuga tan pronto).

Una enorme disculpa, China.

Iannic-ann-ôd

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Entre las criaturas que componen  al folklore de la Gran Bretaña, encontramos al Iannic-ann-ôd, el cuál no es una criatura específica sino el nombre que se da a las apariciones de aquellos que perecieron en el mar y cuyos cuerpos nunca fueron recuperados. Su nombre se traduce como ‘El pequeño John de la costa’, y suele verseles recorriendo las costas británicas de noche, exclamando «¡Iou, iou!» continuamente.

Se dice que son espíritus pacíficos, salvo cuando alguien se burla de ellos, regresándoles el «Iou». Basta con repetirlo una vez para que el Iannic-ann-ôd brinque de un sólo salto la mitad de la distancia entre éste y su interlocutor. Con una segunda exclamación, la criatura recorre el resto de la distancia de otro salto, y si se llegase a decir una tercera vez el «Iou», el pequeño John te rompe el cuello.

El Zaratán

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El Zaratán es una tortuga gigante y de naturaleza pasiva, que suele dormir por prolongados períodos de tiempo. Durante estos lapsos, capas de sedimento, polvo y demás cosas se asientan en su caparazón, terminando por crear un ecosistema completo en su dorso. Son varios los relatos de marinos que refieren haber llegado a explorar una isla sin nombre, sólo para encontrarse que al intentar encender fuego en ella, la isla comienza a moverse. Algunos relatos terminan con la isla húndiendose en el mar, ahógando a aquellos que se encontraban en ella.

Con el paso del tiempo, los períodos en los que Zaratán dormita se van haciendo cada vez más y más largos, hasta que este se convierte en una parte permanente del paisaje.

Borges también refiere otra versión en su libro, en la cuál la criatura es una ballena:

En el bestiario anglosajón del códice de Exeter, la peligrosa isla es una ballena, «astuta en el mal», que embauca deliberadamente a los hombres. estos acampan en su lomo y buscan descanso de los trabajos de los mares; de pronto, el Huésped del Océano se sumerge y los marineros se ahogan. En el bestiario griego, la ballena quiere significar la ramera de los proverbios («sus piés descienden a la muerte; sus pasos sustenan el sepulcro»); en el bestiario anglosajón, el Diablo y el Mal. Guaradará ese valor simbólico en Moby Dick, que se escribirá diez siglos después.

La Salamandra

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La salamandra mítica es similar en apariencia a la salamandra que todos conocemos, pero se diferencia en que posee una resistencia innata al fuego, la cuál le permite habitar incluso en volcanes. Aunque algunos la señalan como una criatura elemental de fuego, Plinio considera que la capacidad de resistencia de la salamandra yacía en la frialdad de su piel. Tan fría que extingue las llamas. Se dice que su saliva es tan venenosa que tán solo el contacto con el cuerpo de una persona hace que el cabello de la zona afectada se caiga, y la piel cobre un aspecto leproso. Incluso se dice que si llega a subir a un árbol, este comienza a morir, y sus frutos también envenenados tienen la capacidad de matar a aquellos que los consuman.

Durante la edad media, se vendían telas con supuestos poderes mágicos y de resistencia al fuego, que se utilizaban para resguardar objetos preciosos y decían estar hechas de piel de salamandra.

Fuentes: Monstropedia y el Manual de Zoología Fantástica.

Jack-in-Irons

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Jack-in-Irons es el nombre de un mítico gigante de Yorkshire que acecha caminos solitarios. Está cubierto en cadenas y utiliza las cabezas de sus víctimas como parte de su indumentaria. Su arma es un enorme garrote con picos.

No hay mucho que decir acerca de éste, salvo que me tomo bastante tiempo comenzar a hacer finalmente la ilustración (no estaba seguro de como quería representarlo), y una vez que me decidí, el realizar el mismo dibujo llevo otro poco más. Creo que se nota que puse un poco más de atención al detalle.

Guíado por la descripción, decidí conceptualizar al buen Jack como un cazador ermitaño. Razón por la cuál tendría que ser sigiloso y, de llevar las cadenas consigo, su número seguramente no sería muy grande, para evitar el ruido. Aún no estoy completamente convencido sobre para que podría necesitar cadenas un gigante, pero supongo que siempre puede usarlas para arrastrar cosas, atacar o incluso una especie de defensa muy básica, cubriendo sus puños y antebrazos con ellas.

¡Oh! La idea del collar de cabezas salió del personaje de Dolph Lundgren en Soldado Universal, por cierto. En su caso, era un collar de orejas vietnamitas.

Fuente.